Salgo de casa a eso de las doce menos veinte y bajo la calle hasta donde he quedado con los colegas, y vamos al garito de siempre. Tengo una extraña sensación en la boca del estómago... Esta noche va a ser diferente.
Nada más entrar, noto algo en el ambiente. Algo especial, algo que no suele estar ahí, que me hace sentir bien, pero a la vez, muy nerviosa.
Cinco minutos después me doy cuenta de lo que es. Hay unos ojos clavados en mí. Unos ojos que conozco perfectamente, y que hacía mucho tiempo que no miraba.
Me acerco a él y le saludo.
- ¿Qué pasa?¿Cómo tú por aquí?
- Ya ves... Te invito a cerveza.
Acepto de buena gana y me siento con él en la barra, pasando de mis amigos, pero sé que a ellos no les importa. Saben perfectamente quién es esa persona.
Comenzamos a hablar... Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos así, cara a cara, y cuesta.
Me siento en una nube, nunca pensé que volveríamos a vernos... y menos así, de esta manera. La cerveza se acaba, pero no las ganas de más, así que me adelanto y le invito a otra.
... Y otra, y otra, y otra...
La conversación fluye como si nunca hubiésemos dejado de hablar, como si nos viésemos todos los días, con la misma confianza de antes. Cada vez la música parece más alta y nos acercamos más y más.
... Y más...
Empezamos a decirnos todo aquello que nos deberíamos haber dicho antes. todas las cosas que nos callamos por otras personas, o por nosotros mismos. Todo es confuso y a la vez, completamente transparente.
... tan tan, llaman a la puerta otra vez....
Golfa.
Nos miramos y sonreímos. Me coge de la cintura y me atrae hacia sí.
- ¿Dónde has estado?
- Nunca me he ido.
... fui a abrir y se metió en mi casa un amanecer...
Sus labios rozan los míos, y todo fluye al ritmo de la música.
Nada más entrar, noto algo en el ambiente. Algo especial, algo que no suele estar ahí, que me hace sentir bien, pero a la vez, muy nerviosa.
Cinco minutos después me doy cuenta de lo que es. Hay unos ojos clavados en mí. Unos ojos que conozco perfectamente, y que hacía mucho tiempo que no miraba.
Me acerco a él y le saludo.
- ¿Qué pasa?¿Cómo tú por aquí?
- Ya ves... Te invito a cerveza.
Acepto de buena gana y me siento con él en la barra, pasando de mis amigos, pero sé que a ellos no les importa. Saben perfectamente quién es esa persona.
Comenzamos a hablar... Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos así, cara a cara, y cuesta.
Me siento en una nube, nunca pensé que volveríamos a vernos... y menos así, de esta manera. La cerveza se acaba, pero no las ganas de más, así que me adelanto y le invito a otra.
... Y otra, y otra, y otra...
La conversación fluye como si nunca hubiésemos dejado de hablar, como si nos viésemos todos los días, con la misma confianza de antes. Cada vez la música parece más alta y nos acercamos más y más.
... Y más...
Empezamos a decirnos todo aquello que nos deberíamos haber dicho antes. todas las cosas que nos callamos por otras personas, o por nosotros mismos. Todo es confuso y a la vez, completamente transparente.
... tan tan, llaman a la puerta otra vez....
Golfa.
Nos miramos y sonreímos. Me coge de la cintura y me atrae hacia sí.
- ¿Dónde has estado?
- Nunca me he ido.
... fui a abrir y se metió en mi casa un amanecer...
Sus labios rozan los míos, y todo fluye al ritmo de la música.
(l) digamos que he tenido una experiencia simil en mis dias de estar afeitado hace años ya
ResponderEliminarjajajaj que guay.. pues tuvo que molar jaja
ResponderEliminar