Hasta por la más pequeña rendija se cuela la luz del mediodía, golpea en los ojos con fuerza, y te saca de esa odiosa pesadilla, de ese sueño que quieres que acabe, y del que no eres capaz de despertar.
Abres despacio los ojos, y miras la ventana, cerrada y oscura, salvo por ese pequeño roto de la persiana, que ilumina tenuemente el cuarto, y que crea el estado de penumbra en el que te encuentras.
Te incorporas despacio, y notas los martillazos en tu cabeza, rompiéndote la cordura, y haciendo añicos lo poco que queda de ti.
Te levantas a duras penas, y buscas desesperadamente esa pequeña bolsita que te da la felicidad por unos momentos, y que a pesar de todo el sufrimiento de después, te merece la pena.
Entonces es cuando te agarras la cabeza y rompes a patadas lo que encuentras a tu paso, al acordarte de que se la diste al primero que te ganó esa estúpida apuesta de la noche, y que te ha robado lo único que te daba la vida.
Te tiemblan las rodillas, y das con ellas en el suelo. Es en ese momento cuando ves un paquete de tabaco, completo y en perfecto estado, que sabías que andaba por ahí, pero que siempre habías considerado lejano y perdido.
Lo agarras débilmente, y consigues ponerte en pie, poco a poco. Comienzas a andar ese pequeño trecho hasta la ventana, que desde la cama parecía el mundo entero, y la abres, dejando que se llene todo de luz. Respiras profundamente, relajándote y despejándote. Sacas el clipper que guardas en tu bolsillo exterior del bolso, y enciendes el primer cigarrillo del paquete. El humo inunda tus pulmones, y te sumes en la paz que se había ido la noche anterior.Vuelves a ser completamente feliz.
Abres despacio los ojos, y miras la ventana, cerrada y oscura, salvo por ese pequeño roto de la persiana, que ilumina tenuemente el cuarto, y que crea el estado de penumbra en el que te encuentras.
Te incorporas despacio, y notas los martillazos en tu cabeza, rompiéndote la cordura, y haciendo añicos lo poco que queda de ti.
Te levantas a duras penas, y buscas desesperadamente esa pequeña bolsita que te da la felicidad por unos momentos, y que a pesar de todo el sufrimiento de después, te merece la pena.
Entonces es cuando te agarras la cabeza y rompes a patadas lo que encuentras a tu paso, al acordarte de que se la diste al primero que te ganó esa estúpida apuesta de la noche, y que te ha robado lo único que te daba la vida.
Te tiemblan las rodillas, y das con ellas en el suelo. Es en ese momento cuando ves un paquete de tabaco, completo y en perfecto estado, que sabías que andaba por ahí, pero que siempre habías considerado lejano y perdido.
Lo agarras débilmente, y consigues ponerte en pie, poco a poco. Comienzas a andar ese pequeño trecho hasta la ventana, que desde la cama parecía el mundo entero, y la abres, dejando que se llene todo de luz. Respiras profundamente, relajándote y despejándote. Sacas el clipper que guardas en tu bolsillo exterior del bolso, y enciendes el primer cigarrillo del paquete. El humo inunda tus pulmones, y te sumes en la paz que se había ido la noche anterior.Vuelves a ser completamente feliz.
te falta el pequeño detalle del sudor frio que recorre todo el cuerpo, haciendo que te tiemble en un escalofrio la espalda, desde la rabadilla hasta la coronilla, ;)
ResponderEliminarjajaja nada es perfecto xD
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